Patrimonio Cultural del Agua

R
ío Queiles:
El río Queiles es un río corto, afluente del río Ebro por su margen derecha. Nace en Vozmediano (Soria), en un precioso paraje natural bajo el castillo de dicha población. En este nacedero surge el agua a borbotones de una sima del Moncayo, manantial que constituye el segundo con más flujo de Europa (1500 litros de agua por segundo). Más tarde recibe al río Cailes (o río Val), que nace en Ólvega y riega Ágreda, en la zona de Los Fayos. Forma magníficos escarpes en los conglomerados de Tarazona y aguas abajo de esta población ensancha su cauce aprovechándose para regadíos. Después de Novallas entra en Navarra desembocando en el Ebro por Tudela (Navarra).
Ojo de San Juan:
Manantial de aguas cristalinas y curativas, y de gran caudal. Está próximo a la ermita de San Juan Bautista que aprovecha una cueva excavada en la roca. El agua es recogida por un estanque realizado en 1638, que se utilizó como lavadero. Agua que se canaliza bajo la ciudad, por la acequia de Selcos, y riega la huerta turiasonense.
Del Ojo de San Juan manan aguas bicarbonatadas-sulfatadas cálcicas de mineralización intermedia: buenas para la parálisis, las hemorroides, supuraciones de todo tipo, afecciones externas bucofaringeas e incluso recomendables para sanar afecciones hepato-biliares.
Son varias las leyendas que rodean este mágico lugar. En tiempos de romanos hubo una gran sequía que duró 20 años secando los campos de Tarazona. Sólo quedó una vid viva, justo en la boca de este manantial, con ella se pudo repoblar todo el somontano. Cuenta la tradición que ese es el motivo por el que aparece una parra en el escudo de Tarazona. También muy conocida es la leyenda del pastor Sebastián, quien talló una colodra para regalársela a su amada Justina, pero ésta cayó al agua de la laguna de Añavieja donde se perdió. Tiempo después cambió de oficio y trabajando como hortelano en Tarazona encontró la colodra bajo una zarza al regar un campo, averiguando el origen del manantial. Llegó a oídos del Wali que Sebastian era conocedor de ello y le hizo llamar. El pastor se negó a revelar el lugar, temiendo que alguien pudiera desde tierras castellanas utilizar ese conocimiento para envenenar la fuente de la que bebía su pueblo. Sebastián murió, ya sea por las torturas o el encierro prolongado. Debido a esto la convivencia en la ciudad de musulmanes y cristianos, hasta entonces pacífica,  se vio gravemente alterada, hasta el punto que Justina tuvo que intervenir y amenazar al Wali con revelar el secreto  si no paraba los enfrentamientos. La amenaza surtió efecto y volvió la paz a la ciudad.

Embalse de Santa Ana:
Situado en el Monte de Utilidad Pública de El Cierzo, se construyó con intención de dar riego a la huerta de Tarazona.
Es coto deportivo de pesca de ciprínidos y salmónidos, y cuenta con dos islotes en los que se pueden observar álamos, chopos, sauces, juncales…, y donde se dan encuentro distintas especies de aves.

Embalse de La Dehesa:
Cerca del barrio de Tórtoles se sitúa este embalse, conocido popularmente como El Balsón, y que fue construido en 1940 para abastecer el consumo humano de varias localidades navarras.
Entre su vegetación destacan los sauces, juncos y tamarices, y en sus aguas se pueden encontrar ánades reales, fochas y carpas.

Nevero del Prado de Santa Lucía. Moncayo:
Los neveros artificiales son unos pozos excavados en la tierra a los que se le adosan muros de contención. Son construcciones de pequeñas o grandes dimensiones e incluso pueden ser dotadas de un techo, que disponen de aberturas para la introducción de la nieve y posteriormente para la extracción del hielo. La actividad de los neveros es conocida desde tiempos de los romanos pero su gran desarrollo tuvo lugar entre los siglos XVI y XIX. Han sido utilizados hasta mediados del siglo XX, cuando, con la aparición de los electrodomésticos, dejaron de ser útiles.
Durante la Edad Moderna el Moncayo contaba con distintos neveros. En esos años existía el oficio de “arrendador de la nieve” a quien se encomendaba el llenado y el mantenimiento de los neveros, así como su distribución y comercialización.  Finalmente, eran los carreteros los que se encargaban de trasladar el hielo hasta las distintas localidades moncaínas.
Hace pocos años un grupo de jóvenes voluntarios restauraron el nevero localizado en el Prado de Santa Lucía, lugar en el que también podemos contemplar los restos de la antigua ermita de esta misma advocación. Este nevero nos permite conocer la fisonomía de estas interesantes construcciones a la vez que valorar la dureza del trabajo que nuestros antepasados tenían que llevar a cabo para conservar sus alimentos.

Camino del Agua Soriano:
Puente entre los cauces de los dos grandes ríos del norte peninsular, el Ebro y el Duero, el Camino del Agua Soriano aprovecha parte del trazado de la Vía XXVII del Itinerario Antonino, entre las antiguas ciudades de Augustobriga y Numancia, para unir el Camino Natural del Ebro, GR-99, y el Camino Natural del Duero. Un recorrido histórico que nos lleva desde la cultura prerromana de los celtíberos a la romana y la medieval, bajo la atenta mirada del Moncayo.
Este camino está estructurado en seis etapas: la etapa del Duero (23 km), que une Garray con Soria capital, la etapa de la Vía Antonina (20 km), entre Garray y Pozalmuro, la etapa entre Pozalmuro y Muro (17 km), la etapa de Muro a Vozmediano (16 km), la etapa del Queiles (18 km), entre Vozmediano y Tarazona y la etapa Tarazonica (22 km), que comprende el recorrido entre Tarazona y Tudela.
Toda la información: Camino del Agua Soriano.

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